Un día de Ramadán, me había saltado la comida de antes del amanecer, y cuando me desperté y me di cuenta de eso, me volví a dormir, así que soñé que el difunto padre de mi esposa venía con dulces y me daba de comer un pedazo, aunque Al principio me negué porque miraba, y luego había salido el sol, pero al final comí un poco y dije: Dios quiera que acepte mi ayuno.